Dark patterns: cuando el diseño deja de ser inocente

Esta serie de artículos nace como un cuaderno de notas abierto. Una forma de aprender escribiendo, de poner orden a lo que voy aprendiendo, y de compartirlo por si a alguien más le sirve.

Llevo años diseñando webs, marcas, materiales gráficos. Siempre he tenido en cuenta la estructura, la jerarquía, lo que facilita que el usuario se oriente sin pensar demasiado. Pero reconozco que nunca había profundizado en temas como el diseño ético o los dark patterns… hasta ahora.

Y cuanto más aprendo, más me doy cuenta de que muchas decisiones que parecen “normales” están, en realidad, diseñadas para manipular. No de forma malvada y consciente (al menos no siempre), pero sí con una intención clara: hacer que el usuario actúe como le interesa a la empresa.


¿Qué son los dark patterns?

Los dark patterns —o patrones engañosos— son estrategias de diseño que buscan influir en el comportamiento del usuario sin su consentimiento real. Aprovechan sesgos, prisas o descuidos para que tomes decisiones que, probablemente, no hubieras tomado si el diseño fuera más transparente.

No son errores de diseño. Son trucos.
Y están por todas partes.


¿Por qué me interesa esto como diseñadora?

Porque muchas de estas prácticas pueden colarse sin darnos cuenta.
No porque las apliques a propósito, sino porque están tan normalizadas que ni te las cuestionas… hasta que te paras a mirarlas con lupa.

En mi caso, vengo del diseño gráfico y web más tradicional, donde siempre he buscado que el usuario se oriente bien y se sienta cómodo navegando. Pero al sumergirme ahora en el mundo del UX/UI con una mirada más estructurada, me doy cuenta de que el cómo diseñamos afecta más de lo que parece.

No quiero aplicar patrones que erosionen la confianza. Ni ahora, ni cuando no los conocía.
Y precisamente por eso me interesa tanto este tema: porque el primer paso para no usarlos… es reconocerlos.


Los más comunes (y peligrosos)

1. Confirmshaming

Usar la culpa para empujarte a aceptar algo.
Frases como: “No, prefiero seguir pagando de más” o “No quiero mejorar mi vida” en botones que deberían ser simplemente “No, gracias”.

2. Roach Motel

Fácil registrarte, difícil salir.
Suscripciones que puedes hacer con un clic pero que necesitas media hora y tres formularios para cancelar.

3. Forced Continuity

Después del período gratuito, te empiezan a cobrar sin avisarte. A veces sin darte opción clara de desactivar el servicio.

4. Misdirection

Diseños que te distraen de la opción que realmente quieres. Por ejemplo: un botón de “Aceptar” en color llamativo, mientras el de “Rechazar” está escondido en gris claro y tamaño pequeño.

5. Scroll infinito

Contenido que nunca termina. Puede parecer útil, pero a menudo genera fatiga, desorientación y sensación de no saber cuándo parar.


¿Es esto ético?

Muchos de estos patrones se siguen usando porque funcionan: aumentan clics, tiempo en pantalla, ventas… Pero lo hacen a costa de la confianza. Y eso, a la larga, es pan para hoy y hambre para mañana.

Diseñar de forma ética no significa renunciar a la conversión, sino equilibrar los objetivos del negocio con el respeto al usuario. Y eso empieza en los pequeños detalles: cómo se presenta una oferta, cómo se estructura una cancelación, cómo se da (o se esconde) una opción.


En resumen:

→ Los dark patterns no son errores, son decisiones.
→ Se basan en manipular, no en facilitar.
→ Pueden aumentar resultados a corto plazo, pero erosionan la confianza.
→ Aprender a detectarlos es el primer paso para no usarlos sin querer.
→ El diseño ético empieza en lo pequeño.


Fuentes e inspiración

Este artículo nace de muchas lecturas, podcasts y autores que están hablando de este tema con profundidad y visión crítica. Aquí te dejo algunos de los más interesantes que me han acompañado en este descubrimiento:

 

 

 

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